El segundo producto más sembrado en el estado, hasta el tercer trimestre del año, fue el coco que contó con 86,424.20 hectáreas, de las cuales el 96.96% (83,799.50) habían sido cosechadas.
Detrás estuvo el café cereza con 45,564.47 hectáreas sembradas y 39,846.24 (87.45%) cosechadas, y las parcelas sembradas de mango en la entidad, eran de 27,490.80 hectáreas, de las cuales 26,504.48 (96.41%) habían sido cosechadas.
Acapulco y Coyuca de Benítez, las zonas tal vez más afectadas por el fenómeno natural contaban, hasta septiembre pasado, con 64,468.29 hectáreas sembradas y 27,980 (43%) cosechadas.
De este total, Coyuca de Benítez contaba con 32,862.04 hectáreas sembradas y 17,660 cosechas; mientras que en el caso de Acapulco eran 31,606.25 y 10,320 hectáreas respectivamente.
Afectaciones a cultivos
Expertos dijeron El Economista, que el aumento de la humedad tras el paso de Otis pudo generar pérdidas importantes que aún deben cuantificarse.
El agricultor Víctor Valderrain comentó que la situación de los cultivos de maíz, en Guerrero, podría haberse visto afectados por los fuertes vientos que provocó el huracán y la humedad excesiva, lo que resultaría en la pudrición de las plantas y la caída de las mazorcas.
En cuanto a la posibilidad de que sobrevivieran algunas parcelas que estuvieran en un punto de maduración para ser cosechadas, el agricultor señaló que era complicado debido al peso y la altura del maíz, aunque destacó que el producto destinado al forraje podría contar con una oportunidad de recuperación, si se toman las medidas adecuadas.
En cuanto al apoyo gubernamental y los seguros, Víctor mencionó que los agricultores a menudo dependen de la asistencia del gobierno para recuperar pérdidas, pero lamentablemente, en su experiencia, este apoyo ha disminuido.
Destacó, también, la importancia de que los agricultores reciban ayuda en forma de tecnología y seguros para hacer frente a desastres naturales y garantizar la seguridad alimentaria en el país.