Se conmemoran 56 años de matanza en edificio de la Coprera en Acapulco

Representantes de la Unión mercantil de productores de coco y dirigentes sociales, integrados en el colectivo La nueva rebeldía, hicieron un llamado al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, a convertir el emblemático edificio de la Coprera, ubicado en la esquina de la avenida Ejido y Calle 6 de este puerto, en el Museo de la memoria histórica y la lucha social en Guerrero.

La mañana del domingo fue recordada la matanza del edificio de la Coprera, ocurrida el 20 de agosto de 1967, la cual dejó como saldo 35 personas muertas y más de 150 heridos, en su mayoría campesinos y productores de coco, quienes viajaron desde la región de la región de Costa Grande a Acapulco, a participar en una asamblea.

Representantes de organizaciones sociales resaltaron que el estado de Guerrero ha sido escenario de luchas sociales entre el poder caciquil y la libertad a la que se aspira en un estado de derecho, en las que el pueblo se ha mantenido firme en la lucha por la libertad, la justicia y la defensa de los derechos humanos.

A nombre de la Unión mercantil de productores de coco, Antonio Pérez Díaz, expresó que ante la falta de un espacio que dé testimonio y reivindique la historia de resistencia social de los guerrerenses, La nueva rebeldía propone que el Museo de la memoria histórica y la lucha social, sea erigido en la antigua casona de los copreros, que representa el símbolo de la resistencia y el centro telúrico de la lucha de los copreros por su independencia económica y social.

Pérez Díaz mencionó que «se busca dar nombre en sus diversas salas, a los hechos que se suscitaron antes, durante y después de la guerra sucia en contra del pueblo de Guerrero, como represión contra los movimientos sociales encabezados por Lucio Cabañas y Genaro Vázquez», y explicó que en el museo se presentará un recorrido por la historia de los gobiernos represores y autoritarios.

Manifestó que «será un santuario de aprendizaje para que los latrocinios contra luchadores, de defensores de derechos humanos, no se vuelvan a repetir, que sea la flama de fuego permanente, que recuerde que el silencio y olvido son cómplices de la impunidad, para que no se repitan hechos oprobiosos», y citó la masacre de 1960 en Chilpancingo, la masacre de Iguala, la masacre de El Charco, la masacre de Aguas Blancas, la masacre del 18 de mayo en Atoyac y la masacre del 20 de agosto de la coprera.